La Fe de los mártires

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¿Cómo murieron los Apóstoles?

“Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.”

Mateo 10:22

  1. Mateo: Sufrió el martirio en Etiopía, asesinado por una herida de espada.
  2. Marcos: Murió en Alejandría, Egipto, después de ser arrastrado por caballos por las calles hasta que le provocaron la muerte.
  3. Lucas: Fue ahorcado en Grecia como resultado de su tremenda predicación a los perdidos.
  4. Juan: Enfrentó el martirio cuando fue hervido en una enorme vasija de aceite hirviendo durante una ola de persecución sangrienta en Roma. Sin embargo, fue liberado milagrosamente de la muerte. Juan fue sentenciado a las minas en la prisión de la isla de Patmos. Durante su exilio recibió una revelación de Jesucristo y escribió su profético Libro del Apocalipsis. El Apóstol Juan luego fue liberado y regresó para servir como Obispo de Edesa en Turquía moderna. Murió como un anciano, el único Apóstol en morir pacíficamente.
  5. Pedro: Fue crucificado cabeza abajo en una cruz en forma de X. Según la tradición de la Iglesia, fue porque le dijo a sus verdugos que se sentía indigno de morir de la misma manera que su Señor Jesucristo había muerto.
  6. Santiago el Menor, hijo de Alfeo: El líder de la Iglesia en Jerusalén fue arrojado a más de treinta metros del pináculo sureste del Templo cuando se negó a renunciar a la fe en Cristo. Cuando descubrieron que sobrevivió a la caída, sus enemigos golpearon a Santiago hasta la muerte. *Este fue el mismo pináculo donde Satanás se había llevado a Jesús durante la tentación del desierto.
  7. Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo: Era un pescador de profesión cuando Jesús lo llamó a toda una vida de ministerio. Como un fuerte líder de la Iglesia, Santiago fue decapitado en Jerusalén. El oficial romano que custodiaba a Santiago miró sorprendido como defendió su fe en su juicio. Más tarde, el oficial caminó junto a Santiago al lugar de ejecución. Vencido por convicción, declaró su nueva fe al juez y se arrodilló junto a Santiago para aceptar la decapitación como cristiano.
  8. Bartolomé: También conocido como Nathaniel. Era un misionero en Asia. Fue testigo de Nuestro Señor en la Turquía actual. Bartolomé fue martirizado por su predicación en Armenia, donde fue azotado con un látigo.
  9. Andrés: Fue crucificado en una cruz en forma de X en Patras, Grecia. Después de ser azotado severamente por siete soldados, ataron su cuerpo a la cruz con cuerdas para prolongar su agonía. Sus seguidores informaron que, cuando fue hacia la cruz, Andrés lo saludó con estas palabras: “Hace mucho que deseaba y esperaba esta hora feliz. La cruz ha sido consagrada por el cuerpo de Cristo colgado de ella”. Siguió predicando a sus verdugos durante dos días hasta que expiró.
  10. Tomás: Fue apuñalado con una lanza en India durante uno de sus viajes misioneros para establecer la Iglesia en Subcontinente.
  11. Judas Tadeo: Fue asesinado con flechas cuando se negó a renunciar a su fe en Cristo.
  12. Matías: El Apóstol elegido para reemplazar al traidor Judas Iscariote, fue lapidado y luego decapitado.
  13. Pablo: Fue torturado y luego decapitado por el malvado emperador Nerón en Roma en el año 67 de nuestra era. Pablo sufrió un largo encarcelamiento que le permitió escribir sus muchas epístolas a las Iglesias que él había formado a través del Imperio Romano durante sus viajes misioneros. Estas cartas, que enseñaron muchas de las Doctrinas fundacionales del Cristianismo, forman una gran parte del Nuevo Testamento.

Tal vez esto es un recordatorio para nosotros de que nuestros sufrimientos aquí son de hecho menores en comparación con la intensa persecución y la fría crueldad que enfrentaron los Apóstoles y discípulos de la Iglesia primitiva durante su tiempo por el bien de la fe. Cuando se practica la fe de Jesucristo hasta las últimas consecuencias, y en toda su plenitud, el creyente pierde el temor a la muerte e incluso al martirio. La Iglesia Apostólica revolucionó el mundo antiguo por la sencillez de su mensaje y, especialmente, porque sus seguidores vivían en armonía con los elevados principios que enseñaban. Quizás sea por ese motivo, precisamente por esto, que el Cristianismo contemporáneo no sea tan perseguido en Occidente como en aquella época. Si los seguidores de Jesucristo llevasen sus enseñanzas al extremo que lo hacían los primeros cristianos de la Iglesia Apostólica, es decir, con la misma intensidad en cuanto a la piedad y compasión por el prójimo, como por el amor hacia uno mismo, seguramente -solo entonces- el mundo volvería a ver la luz de Dios y, por tanto, comenzará a odiar a los Cristianos por buscar un cambio radical de paradigma social, el Reino de Dios.  

“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”

Romanos 8:18

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